Puede que el virus no sea citolítico, pero el crecimiento, mitosis y estructura cromosomitas normales de las células del feto pueden alterarse con la infección. Cuyas alteraciones pueden consistir en desarrollos inadecuados del feto, recién nacidos de pequeño tamaño y efectos teratógenos asociados a la rubéola congénita.
La naturaleza de este trastorno esta dada por:
a) naturaleza del tejido
b) fase de desarrollo interrumpida
El virus puede persistir en tejidos como el cristalino del ojo, durante 3 – 4 años y se puede difundir hasta un año después de nacer.
La presencia del virus durante la maduración del sistema inmune del recién nacido incluso puede tener un efecto de tolerancia sobre el sistema, impidiendo la eliminación eficaz del virus tras su nacimiento.
En el recién nacido también pueden aparecer complejos inmunitarios que sigan provocando anomalías clínicas.
Dentro de las consecuencias congénitas de la rubéola la más destacable es la aparición de la panencefalitis progresiva, que es un trastorno cerebral progresivo, que afecta a los niños con algún defecto congénito causa por la exposición de la madre al virus de la rubéola durante el embarazo. El virus puede quedar inactivo en el cerebro y reactivarse, por razones desconocidas, cuando el niño ya es mayor, principalmente al comienzo de la adolescencia.
Cuando esto ocurre el niño puede desarrollar rigidez muscular progresiva (espasticidad), falta de coordinación, deterioro metal y convulsiones. Los análisis de sangre pueden revelar altos valores de anticuerpo contra el virus de la rubéola y los exámenes imageneologicos pueden detectar anomalías en el cerebro. Ningún tratamiento puede curar este trastorno.
1 comentario:
Hola mi nombre es Sebastián Albornoz Hormazabal, mi blog es http://pediculus.blogspot.com/
El blog esta muy bien hecho y a la vez es muy informativo ya que por estos días la rubéola a tomado una relevancia en el tema de salud, se agradece la información por que sirve para que todos tomemos conciencia de que la rubéola no es un juego, que puede ser una enfermedad muy grave sobre todo en niños en gestación. Pero podríamos agregar lo siguiente:
Diagnóstico de la infección congénita.
Diagnóstico prenatal: la presencia de IgM específica en la sangre fetal indicaría que se ha producido una infección fetal, pero es necesario confirmar que no existe mezcla de la sangre fetal con la materna. Esta prueba tiene su máximo rendimiento sobre la semana 22 de gestación, aunque un resultado negativo no descarta la infección. Otra alternativa para realizar el diagnóstico de infección fetal, es el estudio del ARN viral en líquido amniótico o sangre fetal mediante RT-PCR. Tambien se puede realizar el cultivo viral, pero no produce efecto citopático, por lo que se debe detectar la presencia del virus por técnicas de inmunofluorescencia, con anticuerpos monoclonales específicos, o por técnicas de interferencia viral con echovirus tipo 11; la dificultad de aislamiento de este virus condiciona la utilidad de esta técnica en la práctica clínica en la mayoría de los centros.
Diagnóstico postnatal:
a.- Detección al nacimiento de IgM específica en sangre, durante los primeros días de vida.
b.- Mantenimiento o refuerzo de los títulos de IgG frente al virus de la rubéola, más allá de los 8 meses de vida.
c.- Detección de RNA del virus en una muestra significativa del recién nacido mediante RT-PCR.
Debido a que los anticuerpos tipo IgG atraviesan la placenta y que la respuesta inmune de los neonatos es diferente a la de los adultos, los estudios de avidez de anticuerpos en estos pacientes producen resultados desconcertantes y contradictorios.
Vacunación y embarazo: Las vacunaciones suelen evitarse durante el embarazo ya que se cree que pueden dañar al feto o al neonato. De hecho, se ha sugerido que la vacuna anti-rubéola con virus atenuados puede ser teratógena si se administra durante las 6 primeras semanas de embarazo. Sin embargo, no se ha comunicado hasta ahora ni un solo caso de rubéola congénita, debida a la acción de la vacuna, aunque se sabe que el riesgo máximo teórico de daño fetal es del 2%, según diversos estudios. Todo lo comentado aconseja, que todas aquellas mujeres que se vacunen contra la rubéola no se queden embarazadas hasta 3 meses después de la vacunación.
Otros motivos, por los que se desaconseja la vacunación durante el embarazo, son la potencial inhibición de la respuesta del niño a la inmunización activa o las infecciones naturales y la posible responsabilidad jurídica de los laboratorios farmacéuticos y de los propios médicos.
Si realmente eres hombre ¡¡vacúnate!!
Felicitaciones!!
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